martes, 27 de octubre de 2015

TORRE CAMPANARIO

LA TORRE CAMPANARIO. DOCUMENTACIÓN Y ANÁLISIS.

Sobre el proceso constructivo de la torre campanario si tenemos datos documentales que nos aclaran algunos aspectos del mismo así como su tracista y ejecutores.


La primera noticia documental –hasta ahora inédita- se trata de un poder dado en Jaén el 22 de diciembre de 1584 por el maestro de cantería Francisco del Castillo “el Mozo, a cuyo cargo estaba “...hazer una torre de canteria para el campanario / de la iglesia de La Guardia ...”, al cantero Cristóbal Martínez, vecino de la dicha villa, para que en su nombre “pueda / proseguir e acabar la dicha obra e torre de / canteria que asi se a de haçer en la dicha yglesia / hasta la feneçer como yo la pudiera / façer ...”; le faculta también para cobrar los maravedís que se fueren pagando de dicha obra así como lo que se le debía por los herederos de Juan Aguilera, que escendía a la suma de “...diez y nueve myl e tantos maravedis qu’el su-/so dicho me resta debiendo por una obligaçion de / maior contia que contra el tengo...” (Archivo Histórico Provincial de Jaén. Fondos Protocolos Notariales. Escribano Pedro Ruiz de Piedrola. Legajo 496, fl. 1151 iº -1151 vº.1584, diciembre, 22. Jaén). A la luz de este interesante documento podemos sacar varias conclusiones:


1. Aclara de forma precisa que la obra fue contratada con el afamado arquitecto Francisco del Castillo “El Mozo” en fecha anterior a la de 1584, pues en el documento se señala que “...de presente se a de proseguir por mandado del señor provisor de este obispado e / del señor bisitador en la bisita que hiço...”, lo que demuestra que el proceso constructivo sufrió una paralización motivada por los retrasos en los pagos concertados e incluso por el impago de determinadas partidas, como puntualmente se refiere en el documento al respecto de cobrar de los bienes de los herederos de Juan Aguilera la suma de 19.000 y más maravedís. Este Juan Aguilera es el prior de la iglesia con el que Castillo contrató la obra, como veremos más adelante.

2. Que el encargado de proseguir la obra en nombre de Castillo es el cantero Cristóbal Martínez, amigo personal y su aparejador, tal y como ocurrió en las obras de la Iglesia de San Bartolomé de Torredelcampo, contratadas en un principio con su padre, Francisco del Castillo “El Viejo”, y traspasadas en él en octubre de 1586; de manera precisa se hace mención de ello en el testamento de Castillo de 1586: “Yten digo y declaro que yo tengo a mi cargo la obra de San Bartolome de la Torredelcampo a tasaçion e por hezerle amistad y buena obra a Cristoval Martinez tuve por bien de que la hiziera de compania...”.

Tras la muerte de Castillo, Cristóbal Martínez se mantuvo en la obra de Torredelcampo; por un librillo de cuentas de fábrica, hasta ahora inédito, conservado en el Archivo Histórico Diocesano de Jaén y fechado el 14 de febrero de 1594, sabemos que Cristóbal Martínez –que se le cita como cantero y oficial de Castillo- firmó una carta de pago el 5 de febrero de 1592 al mayordomo de la fabrica de la iglesia de Torredelcampo, Juan de Guevara, por los trabajos realizados (Archivo Histórico Diocesano de Jaén. Sección Pueblos. Torredelcampo. 1594, febrero, 14. Cristóbal Martínez alcanzó cierto prestigio como maestro de cantería y por ello fue requerida su opinión para tasar y valorar determinadas obras; como ejemplo señalamos el aprecio que –junto con el maestro de cantería Martín del Castillo, vecino de Villanueva de la Reina- realizó sobre las obras de la sacristía y torre de la iglesia de Santa María de Arjona en el año 1600):

“Christobal Martinez /
Yten dio en discargo myl reales / que dio e pago a ChristobalMartinez / cantero ofiçial que fue / del dicho Françisco del Castillo / que los ubo de aver del al-/cancçe y de la dicha quenta contenida / en el dicho testimonio de Luis de / Aguilar notario segun lo declaro / el dicho mayordomo y asi / como pareçe por una çedula / de Lope del Castillo que queda en poder del dicho / mayordomo mostro carta / de pago del dicho Christobal Martinez / su fecha a çinco de febrero / del año de noventa e dos / los cuales declara en ella / aver reçivido doze myl maravedis de la / viuda de Mirez vezina de Jaen / y doze myl maravedis de Luis de Contre-/ras y diez myl maravedis de Sal-/vador de Sigura todos vezinos / de Jaen por quenta del dicho Juan de Guevara mayordomo/”.
La segunda noticia documental –hasta la fecha- en la que se hace mención a las obras de la torre procede del citado testamento de Castillo:

“.. Yten declaro que en la villa de La Guardia me fue encargada una torre para las campanas de la yglesia mayor della a tasaçion y el prior... Juan de Aguilera me rogo le diese una carta de pago de catidad de cinquenta mil maravedis poco mas o menos la qual yo le otorgue... en confiança ante un escrivano /fol 29v./ publico de Martos que no tengo memoria quien es y el suso dicho en el tiempo que bibio me pago çiertas partidas y de ellas se me restan deviendo diez o nueve mil y tantos maravedis los quales sus herederos no me han querido pagar aunque les he mostrado las conposturas y cartas de pago hechas del de la dicha escriptura de lo que para en quenta de los dichos cinquenta mil maravedis poco mas o menos me mando que se cobren de sus herederos porque no se los perdono porque se me deven bien devidos los quales recaudos estan en poder de Cristobal Martinez cantero vezino de la Guardia el qual save ser verdad lo que tengo dicho...”.

Esta declaración testamentaria nos aporta otros datos al tiempo que corrobora en parte lo ya especificado en el poder de 1584. Sabemos que la obra fue contratada a tasación, fórmula contractual asidua en el antiguo Reino de Jaén, con el prior Juan de Aguilera; por lo que se refiere al coste total de la obra con la documentación que contamos no es posible saberlo, pero si se especifica que Castillo le firmó al citado prior una carta de pago de 50.000 maravedís y que éste le entregó determinadas partidas, pero que aún se le debían alrededor de 10.000 o 9.000 y más maravedís. Muerto el prior Juan de Aguilera sus herederos estaban obligados a satisfacer la deuda –ya expresada en el documento de 1584-, pues así debería de constar en el contrato primero entre ambas partes. Finalmente, Castillo confía de nuevo en Cristóbal Martínez para que llegado el momento pueda conseguir que tal deuda sea pagada por los citados herederos. No sabemos más al respecto. pero quizás nuevos hallazgos documentales puedan en  el futuro aclararnos el desenlace final de todo este interesante asunto, que –por lo demás- no es infrecuente en los contratos concertados en el Quinientos para la construcción o renovación de fábricas parroquiales. En cualquier caso, por la documentación descrita, el proceso constructivo está claro que está manejado por la iglesia, lo que no impide que la familia de los Messía –señores de la Villa y dueños de la fortaleza- pudieran aportar fondos a la obra.


Castillo de La Guardia. Iglesia de Santa María - Castillo de La Guardia. Iglesia de Santa María. Base de campanario
Base del campanario
Como se ha apuntado, la torre se alza contigua a la puerta principal de la fortaleza apegada al lienzo interior del recinto de tal forma que una buena parte de la caña cara al pueblo presenta solo una parte y además apoya sobre el adarve. Ya en el interior la torre está completa y fabricada en su totalidad –salvo en la cubierta- en sillería de toba de excelente ejecución canteril; su traza cuadrangular arranca de un bello basamento con abultado bocel y queda dividida por medio de una cornisa moldurada en dos partes bien diferenciadas; la caña y el cuerpo de campanas, éste ligeramente retranqueado; la caña en su interior, a la que se accede a nivel de suelo por un hueco adintelado, conserva los vestigios de una primera planta cubierta con bóveda de medio cañón de yeso y una segunda con bóveda de sillería también de medio cañón comunicadas con escaleras entre si que permiten el acceso al cuerpo de campanas y por medio de dos huecos adintelados –con peanas de factura piramidal- a los adarves; el cuerpo de campanas presenta dobles arquerías de medio punto en tres de sus lados y una sólo en la cara orientada al interior de la fortaleza; el conjunto se embellece con dos molduras en forma de listeles que lo circundan situadas a nivel de la base de los arcos y en el arranque de los mismos, completándose todo con otra cornisa –de semejante labra a la primera- sobre la que la apea la cubierta octogonal con cruz de forja y restos de tejas vidriadas en abanico de varios colores: negro, verde, marrón y blanco; esta techumbre cobija un apequeña cúpula de ladrillo asentada sobre pechinas de piedra con la que se cubre el interior del cuerpo de las campanas.


Castillo de La Guardia. Iglesia de Santa María - Castillo de La Guardia. Iglesia de Santa María. Campanario
Estado anterior a la restauración
Francisco del Castillo “El Mozo” diseñó una bella torre de campanas para la iglesia mayor de La Guardia siguiendo un modelo ya desarrollado en el antiguo Reino de Jaén, pues incorpora la forma prismática de larga tradición bajomedieval (ejemplos de esta tradición arquitectónica se pueden contemplar en las parroquiales ubetenses de San Millán y San Nicolás. En Baeza en la hermosa torre de El Salvador y en Alcalá la Real en la torre de Santo Domingo); se aleja Castillo del otro modelo utilizado a fines del Quinientos compuesto por dos cuerpos: el primero, cuadrado y el segundo octogonal, destinado a las campanas, con esquinas achaflanadas decoradas con jarrones; tampoco se deja cautivar por las torres poligonales –de clara influencia militar- como las de las parroquiales de Bailén, Baños de la Encina y Linares. Quizá la vinculación de la torre de La Guardia con las formas prismáticas tardogóticas –mantenidas durante buena parte de la centuria siguiente- se deba a la preexistencia de una fábrica anterior, ahora rehecha en su totalidad pero guardando su original planta cuadrangular. En cualquier caso, en esta torre Francisco del Castillo cuida especialmente la ejecución del cuerpo de campanas a base de pronunciadas cornisas que señalan tanto el final de la caña como el remate de la fábrica a nivel del tejado, así como en la incorporación de los listeles que atan y rodean los arranques y las bases de los arcos; estas cornisas, listeles y otros elementos de traza renacentista arropan y envuelven de manera proporcionada una estructura arquitectónica que nos recuerda la tipología de una torre campanario con evidentes resabios del pasado bajomedieval 


















(Francisco del Castillo trabajó y trazó otras torres para parroquiales, destacando entre todas ellas las de Santa Marta de Martos y la de la Navidad de Jamilena). Tampoco Castillo escapa a la tradición giennense de cubrir los ocho paños del tejado con piezas vidriadas de colores de clara influencia islámica, cuya aplicación es constatable alo largo del Quinientos y en las centurias siguientes tanto en edificios civiles como religiosos. Por los restos cerámicos aún mantenidos en el chapitel podemos señalar su relación con los originales conservados en las torres del Hospital de Santiago de Úbeda( un bello ejemplo de torre parroquial con dobles arcos en el cuerpo de campanas en dos de sus lados y chapitel cerámico es también la de San Martín de Arjona, fechable en el último tercio del siglo XVI). Atrás quedan as hermosas y bellas cresterías góticas o platerescas con las que se remataban numerosas torres parroquiales durante buena parte del siglo XV y primera mitad del siglo XVI.

(LA TORRE CAMPANARIO DE LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DE LA GUARDIA DE JAÉN, OBRA DE FRANCISCO DEL CASTILLO “EL MOZO”
Miguel Ruiz Calvente. SUMUNTÁN Nº 23 (2006); P. 271-280)




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