lunes, 24 de agosto de 2015

Orfebrería Visigoda

La orfebrería visigoda, a diferencia de la hispanorromana (más dada al moldeado, con variados relieves figurativos, vegetales y geométricos) usa particularmente de los aspectos polícromos, a base de oro y pedrerías de múltiples colores –es esta última su nota principal-, tratando de producir una impresión de riqueza; emplea el repujado, el grabado y, en general, la técnica de percusión. 


Los engastes de las piedras preciosas los hace mediante capsulitas, uñas metálicas o taladrando los cristales y perlas para ser luego atravesadas por pequeños ejes metálicos, creando un característico efecto de figuras en movimiento, producido por los colgantes y los juegos de luz y color de las pedrerías. El repertorio de la orfebrería visigoda gira en torno a tres tipos fundamentales: objetos litúrgicos, ofrendas votibas y joyas de uso personal.
Foto del libro: Mentesa, Historia de La Guardia de Jaén

Precisamente de esa época son muchos de los hallazgos arqueológicos encontrados en la comarca de La Guardia, lo que indica la existencia de “gremios” de artesanos y que estos oficios tuvieron cierto desarrollo y existieron talleres locales, al menos en los núcleos más importantes, como es el caso de Mentesa.


Entre los objetos encontrados destacan un broche con decoración de aves, muy original, al ser este un motivo que solo se conocía hasta ahora en la arquitectura; este hecho denota influencia bizantina y esta datado en el siglo VII; también hay que destacar “los pendientes visigodos de La Guardia”, de gran arete, unido a una pieza cónica en forma de “cestilla” cuyo interior presenta una retícula, de celdillas de chapa de oro para contener las piedra o perlas; su tamaño es de 55 mm. de longitud y 38 mm. de diámetro del aro, hallados en 1954 y fechados en el mismo siglo. Debieron ser realizados por un taller local que realizó este modelo italiano de modo más tosco que los de Lombardia.
Otra evidencia de la importancia que no solamente conservó sino que incrementó La Guardia en el mundo visigodo, es el hecho de que en nuestro pueblo existiese una “ceca”, es decir, que emitía moneda propia, entre ellas destacan los trientes de oro.

Triente de Sisebuto (612-621)
Aunque las dos cecas más importantes de Andalucía eran las de Sevilla y Córdoba, en la actual provincia de Jaén hubo cuatro, coincidiendo con las sedes episcopales. Las más destacadas fueron Mentesa y Tucci, que acuñaron en nueve y siete ocasiones respectivamente; Cástulo y Beatia lo hicieron en dos cada una. Sevilla y Córdoba eran, sin duda cecas matrices o fijas; las de Mentesa o Tucci pudieron también ser fijas, pudiendo ser móviles las de Cástulo y Beatia. Los agentes fiscales, tras recaudar oro en los momentos en los que podía existir una relativa abundancia, lo almonedaban –es decir, lo convertían en moneda- in situ con cecas portátiles.
  En su momento, siendo cabecera de diócesis, Mentesa se convirtió en la segunda fábrica de moneda propia tras la capital de la Hispania Visigoda, Toledo, que se encontraba en la Hispania Cartaginensis, y estas monedas circularon por toda Hispania durante los reinados de monarcas como Recaredo, Witerico, Gundemaro, Sisebuto, Suintila, Sisenando, Egica y Witiza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario