El
miliario de Maximino Daza lleva en su última línea la cifra VI que indica la
posición del miliario en relación al núcleo de la ciudad de Mentesa Bastetanorum, ya que la
distancia que separa La
Cerradura de La
Guardia es de 9
km . La vía antigua seguía pues por el fondo del valle
como la actual ruta Jaén-Granada.
El
grupo de miliarios hallados en La
Cerradura prueba entonces que las vías romanas importantes no
seguían siempre la línea de las crestas y no rehuían obligatoriamente el fondo
de los valles y los ríos.
Pero, ¿qué representa su
posición en La Cerradura ?.
Es necesario recordar que estos grupos de mojones se encontraban sobre todo en
los cruces importantes de las rutas antiguas. Además, no hay que olvidar que
cerca de allí estaba situada otra ciudad romana, Vergilia, la cual,
según numerosas inscripciones, parece haber estado localizada en Arbuniel de
Cambil, aldea situada a 14 km .
al sureste de La
Cerradura. Por último, el caserío de La Cerradura está a la
entrada de una barrera montañosa constituida por los poderosos macizos
subbéticos, desde la
Sierra Mágina al Este hasta la Sierra de la Pandera al Oeste; allí
comienzan las gargantas del Guadalbullón.
La Vía Augusta vista desde Mentesa |
Este conjunto de datos nos llevan a preguntarnos si el
límite de la ciudad de Mentesa
no pasaba por La
Cerradura. Es cierto que en este caso abarcará un territorio
muy exiguo, ya que Jaén, antigua Aurgi, se encontraba apenas a 12 Km al noroeste. Sin
embargo, se sabe que las ciudades del Sur de España eran extremadamente
numerosas y de una extensión a menudo mediana. Además su territorio podía
extenderse bastante hacia el norte, ya que en la ribera derecha del
Guadalbullón solo se conoce la ciudad asentada sobre el espolón de Maquiz
(Mengíbar), en la confluencia del Guadalquivir, la probable Iliturgi.
Vista de Mentesa desde la Vía Augusta |
Mentesa debió haber
poseído entonces una zona de relieve muy marcado a partir de La Cerradura y al Este del
río Quiebrajano, además de una región de suaves colinas hacia el norte.
La vía Augusta actualmente. Foto de Manuel Carrascosa Alba |
Felizmente, el miliario de
Adriano acaba de eliminar esta incertidumbre: se realizaron reparaciones en la Vía Augusta
para mejorar el tráfico en la región de Mentesa. Es coherente que se hayan hecho en la época de
Adriano pues se conoce la preocupación de este emperador español por la
península ibérica y el gran desarrollo de las obras públicas durante su reinado
y el de su predecesor Trajano.
Este conjunto de mojones no es sólo
importante por su aportación al conocimiento de la geografía histórica de los
confines de la
Tarraconense. Tienen además gran interés histórico. Ya se ha
señalado que el miliario de Maximino Daza es sin duda un testimonio de un
acuerdo transitorio entre Constantino y el emperador de Oriente, un poco antes
de las luchas del fin de la tetrarquía; se trata pues de un documento modesto
pero importante, a propósito de los grandes acontecimientos de comienzos del siglo
IV. Es necesario subrayar que este miliario posee la primera inscripción
descubierta en España dedicada solamente a Maximino Daza.
Los miliarios dedicados a
Constantino y a su hijo Crispo pertenecen a un género que es mucho más
frecuente a partir del siglo III d. C.: son simples dedicatorias a los señores
del momento. Es difícil de distinguir si fueron el producto de la sincera
adhesión de las poblaciones locales a su emperador y a su hijo, el cual tenía
ya el rango de César, o si estuvieron impulsadas por los funcionarios
imperiales, o incluso si los mismos erigieron estos miliarios como monumentos
de pura propaganda; nos inclinamos a pensar que cada uno de estos motivos tuvo
su parte. No obstante, en esta región fuertemente cristianizada –numerosas comunidades
cristianas existían a comienzos del siglo IV en los confines de la Bética y de la Tarraconense ; al
concilio de Iliberi asistieron los obispos de Mentesa y Cástulo y los clérigos de Iliturgi, Ossigi
y Gemela-, es posible que las poblaciones hayan estado más
espontánea y más profundamente ligadas a la dinastía constantiniana, la cual
les aseguró la libertad religiosa después de la gran persecución de la época de
Maximiano.
De este modo, a través de estos
miliarios, se transparenta un poco de la historia de Bajo Imperio.